viernes, junio 27, 2008

El día después

Ayer pasó de todo. Por pasar, hasta España ganó la semifinal. Lo celebramos con una tarta de cumpleaños del amigo que nos invitó a ver el partido. Y mi mejor amiga, parte de esa vida que, a pesar de todo (y más), no cambia, me llevó a casa. Rebobinando desde ese momento, el partido impresionante, los dos primeros goles los oía mientras otra persona me explicaba por teléfono lo que había sucedido esa tarde: "han ido a por mi y te han utilizado". Faltaba un "bienvenida al mundo universitario". Sin problema, le respondía. Los pulsos de poder existen en todas partes, si te das un paseo por ámbitos diferentes, te acabas topando con gente o situaciones así. No se escapan ni los curas ni las monjas, ni los colegios, departamentos, empresas... siempre hay quien quiere demostrar su dominio y poder excluyendo o señalando a los demás.

Por eso viene bien gritar en un partido, alegrarte de ver que cosas así dan tanta emoción. Estas cosas miman los ánimos, como leer un libro interesante durante horas, dejar que un peluquero se emocione cuando le dices "haz lo que quieras" o comenzar la mañana midiendo tus fuerzas en un gimnasio. Todo eso entró en mi día, junto a mi extraña (como todas) familia que me acompañó en pleno para escuchar mi trabajo. Contando con amigos que se interesan por saber qué tal te ha ido, se pueden digerir todas las contradicciones que se viven a lo largo de un día.

Ya está hecho. Un paso más en mi formación, una etapa que buscaba concluir hace años, unas ganas de seguir por aquí más viendo lo que hay: comienzo una tesis que mezcla la educación y el género. Porque me encanta y lo sumo a otros placeres que no están en lo libros. Por fin llegó el día después.

miércoles, junio 18, 2008

A falta de tartas...

Es lo que tiene estar en otro país, da poco pié a regalos en la puerta de la casa o a cervezas para gritar un "qué pá compáe" o un "tíooooo, pah, pah, pah, pah" (golpes en la espalda de uno que va por el mismo camino).

Bueno, pues que Z se nos pasa a la treintena. Un temazo, egoísta puesto que "cuando las barbas de tu vecino veas cortar..." y una pena que ya no sea tan vecino, mucho más cómodo cuando la despedida concluía en la esquina de al lado de casa. Y mucho más divertidos los comentario sobre los amigos comunes y añadidos, de uno y otro lado, cuando se va arañando lo que queda del día porque hay menos ganas de ir a la cama que obligación. Días largos en verano, historias extrañas durante todo el año y siempre la posibilidad de hacer vida fuera, de trabajar en espacios que a mi me suenan (todavía) a película y con extras de ciencia ficción.

No me esperaba hacer tan buenos amigos a estas alturas, parece que con los de siempre y los conocidos del momento, se va muy bien y justita por la vida. Pero las sorpresas están para estas cosas, para encontrarte echando de menos a un amigo de no hace tanto, pero si de hace muchas historias, al que tienes que visitar (¡iujuu, viaje al mundo exterior!) y tienes ganas de ver en sus visitas.

Muchas felicidades, AZ, cumple 30, 60, 90... los que quieras y me los cuentas, que detrás voy yo.

miércoles, junio 04, 2008

La Barbie Biblioteca

Me crea muchísimas inquietud, en serio. Me atacan los prejuicios a parte iguales que la lógica, pero cuando levanto la vista del ordenador y me la encuentro... no lo puedo evitar, es ella, no hay duda. Es... ¡¡la Barbie Biblioteca!!

Va impecable, con un conjunto de temporada independientemente de la temperatura exterior (para las "tías buenas" el verano empezó hace un mes), maquillada para lo que mi cabeza equipara a ir de boda, pelo perfecto, zapatos a juego con el interior de los pendientes, pasa de puntillas con sus zapatos de tacón para no molestar (¿por qué zapatos de tacón en una biblioteca? ¿llega mejor a la mesa?) Y el rasgo inconfundible: va a saludar a Ken. Ken, aquél chico más o menos monos, que ha olvidado donde están los ojos de Barbie, porque lo que le queda a la altura de su nariz, son las tetas de la amiga. Las que no saben de aire acondicionado que a las demás mortales nos hace sacar la rebeca de abuela, las que son independientes a la delgadez del resto del cuerpo ¡¡¿por qué al resto nos adelgaza el pecho antes que cualquier otra parte del cuerpo??!! y sobre todo ¿¿por qué a mi, si casi no tengo??

Barbie, que entre sus complementos tiene a las amigas, siempre un poco más feas, que son mucho más rentables, no va al servicio a rellenar las botellas, como las demás mortales. No, en mi investigación he comprobado lo siguiente: va a retocarse el maquillaje. Esto me hizo respirar, porque así entendí que además de bien, se maquillan mucho. Pensaban que estarían quietas, aprovechando su cuerpo sin articulaciones, para no tocarse. Pero no, afortunadamente, apoyan la cara en la mano. Ese es el gesto de tocar, en el W.C viene el de retocar.

La verdad es que les doy las gracias. Con este porte que se me está poniendo, con cara de ordenador y boca de tensión, este aprendizaje de cremas para que psicológicamente no parezca una señora, este pelo de biblioteca que en mí se traduce a más oscuro y menos rizado (sin sol y poniéndolo detrás de las orejas, y sin ser una barbie biblioteca, no puedo esperar otra cosa), me alegra verlas. Así me imagino como será una vida en la que tienes dos opciones: o madrugas porque te mola arreglarte, o te gusta tanto hacerlo que de puro vicio, sólo tardas diez minutos y los otros cincuenta, perfeccionas.

Por esta admiración y regusto de no serlo, ya que no sabría y quizás, tampoco quiera, le dedico este post a mi compa, por haberlo pensado juntas, y a las barbies biblioteca por haberme hecho reír.


domingo, junio 01, 2008

Adiós, Mayo, adiós.

Pues sin darme cuenta, anoche mientras miraba la hora en el concierto de Manolo García pasadas las 12, leía en el móvil "1 de junio". Ya ha llegado el mes de las entregas, el de fin de curso, el de antes del verano, el de algún reencuentro, el de alguna despedida, el que hace hablar del "próximo curso" en el que se perderá la normalidad que ha acompañado a este mayo. Aunque mi normalidad nunca resulta normal, así que no se quien se inventó la norma que intenta desprestigiar la mía.

Este mayo que comencé con mi cumple y he despedido entre buenos amigos buenos. No es error de expresión, es que son dos de las personas más buenas que me rodean, aunque lo hagan menos veces de las deseadas. Uno tan bueno que invado su casa cordobesa y me deja dormir en su cama porque sabe que disfrutaré del contraste con la mía, demasiado pequeña en un cuarto demasiado chico. Me paseó por Córdoba con la feria de fondo, los pies recordando lo cansada de la semana que estaba y unas copas tranquilas para acabar la noche entre confesiones y risas. Luego el único rato de sol del sábado, dejó huella en mi espalda recordándome que estoy muy blanca. Y una amiga clásica básica, que me da las gracias por dejarme invitar al concierto que más le gusta. El espectáculo estaba asegurado en un Palacio de Deportes abarrotado, pero sólo yo vi disfrutar a mi amiga con cada frase, estrofa y ritmo de un Manolo García entregado a su público y viceversa.

Con mucho Delwende, tanto en Córdoba como en el resto del mes, con muchos correos de trabajo y placer, con días muy llenos de planes y noticias, escapadas, ¡un baño en la playa!, regalos, agobios y amigos digo adiós, Mayo, adiós.