Las etapas que se instalan en estos espacios en blanco, siempre me han costado. He escuchado demasiadas veces que debería de ir a un retiro en vez de a un voluntariado de servicio, que debería probar a no hacer nada y no empezar corriendo con otra actividad, descansar, descansar, descansar... aprovechar ahora, que puedo hacer lo que yo quiera... no se si es muy lógico, pero había cierto grito de histeria callado en una sonrisa al escuchar estas frases.
No viene mal de vez en cuando reconocerse, aceptarse y volver a definirse. Ser una persona activa tiene bastantes cosas positivas, pero los espacios en blanco se convierten en aprendizajes continuos, resultan más difícil de lo que cuesta admitir. Pero comienza a ser una prueba superada, o por lo menos en proceso. Ya se respirar, ya se estar en silencio, ese que no planea, que no analiza si el objetivo está superado, si se está haciendo bien o mal constantemente. Y hay menos dilemas morales, me fío más de mi.
Así que ya, con un viaje por delante y casi un verano por detrás, aparecerá la siguiente letra, melodía, rutina... de momento, disfruto mi espacio en blanco.