sábado, diciembre 09, 2006

El precio del orgullo

7 euros. Eso me ha costado a mí mi orgullo esta noche. Estaba en casa de unos amigos, se concluía la reunión y yo ya me iba a mi casa. De pronto he descubierto como decidían quien y cómo me llevaban a mi casa. Ante mi complejo de maleta y mi costumbre de llevarme y acompañarme a mí misma, he comentado que no hacía falta, que ya me iba yo sola. Esa parte de la conversación se ha obviado y ha continuado abrigos y llaves de coche en mano, esperando a que yo me colocase el mío para irnos. De repente, las manifestaciones "pro decisiones propias" y "pro independencia con 27 añazos" se han desatado en mi interior. Así que he empezado a proclamar la necesidad de decir y aceptar negativas, de entender que si yo asumía ir al sitio donde Cristo perdió el sombrero, era porque también aceptaba el hecho de volverme a mi casa por mi propio pié y que no tenía ningún sentido que me llevasen. En mi cabeza, como las imágenes que dicen, se ven al morir, pasaban frases como "pues si por narices me quieren llevar, no lo lograrán, porque a mí nadie me impone" o "me estoy agobiando, yo me quiero ir de aquí, porqué no me dejan" y algún "si a retos de cabezonería jugamos, yo muestro mi capacidad, que de esta si que tengo"... hasta que alguien ha visto la luz y ha dicho "pues coge un taxi". Ahí he visto la tercera vía y he aceptado. No tengo costumbre, he de reconocer, de coger taxis para nada. Si no voy en mi coche, es porque llego andando sin problema. Y mi parte feminista pelea con el miedo ancestral de que las "niñas" no pueden ir solas por la calle. Así que me he ido en taxi. 7 euros se ha llevado el señor taxista, recordándome por qué no cojo taxis.
En el camino, mientras el contador pasaba, pensaba que a lo mejor es todo más fácil. Simplemente era traerme, sin necesidad de desplegar mil argumentos. Y que quizás, no es buena solución emperrarme yo para mostrar lo que se encabezona otra gente. E incluso un buen uso de la inteligencia es aprovechar las situaciones que nos son favorables: que te quieren llevar, déjate querer y vas gratis a tu casa.
A veces pienso bien, pero tarde. O llevo un lote de forma de ser que no sé variar a tiempo.
No lo estoy sabiendo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cabezona y mucho, orgullosa en momentos puntuales pero a mas no poder...

Dejate querer y no te empecines hijaaaaaa que la vida está mu cara y si se ofrecen por algo será, si no les cuesta nada.

N dijo...

Que no, que no y que no soy cabezona, jaja.

Anónimo dijo...

Aaaaaapenas hija mia, jajjaja

Anónimo dijo...

Yo quiero saber los detalles del acontecimiento: compañía, parejas, lugar...

Cabezona oeeee cabezona oeeee