Salir de un recital de poesía sin encontrar las palabras para describir lo que se ha sentido es, cuanto menos, irónico. Pero puedo describir las imágenes de mi gran aventura de esta tarde:
Sol: Hacía un sol de los que juegan al despiste en esta ciudad donde el "entretiempo" consiste en pasar de 5º a 30º a lo largo de un mismo día. Así que con la estatua de Colón a mi espalda y arrimada al agua que salpicaba de la fuente, esperaba a Esteban con su sorpresa anunciada.
Manuel de Falla: El auditorio que te hace sentir culta porque fue el primer sitio donde la música clásica se hizo realidad, testigo de conferencias y conciertos más tranquilos. Y allí Goytisolo hablando de valorar y aunar diferentes culturas, de progreso, de entendimiento. Pero todavía no había llegado la sorpresa.
Puerta de la Justicia: Atravesaba las fauces de la puerta de la Justicia, viniendo con las palabras que hablaban del mundo árabe mientras seguía a Esteban a toda prisa preguntando "¿pero de verdad que vamos a ver a Sabina?" Como si lo que me hubiesen dicho un "vamos a tomar café con él" festejaba el oír "si, en el Carlos V, corre que tenemos que coger sitio"
Cielo, patio y poeta: Cuando al cruzar una paloma el cielo que cubría el patio de circulo perfecto, con Sabina bromeandole a su amigo García Montero, he sentido el alivio de salir por una tarde de mi vida. Como con una buena película, con un buen amante, como con un libro que te enganche o cuando tocar el piano se traduce en emociones.
Emociones, la de agradecimiento a un amigo que pensó en esto antes de saber lo bien que me vendría. O la de ver a Sabina y pensar en que uso su lenguaje para confesarme lo que siento. O la de sentir que el entorno tan bello como cercano, tan insultante que le falta decir: abre los ojos, mira lo que hay aquí.
Pues yo no quiero dejar esto sin reivindicar, una vez más usando a Sabina, lo que exijo para mi: un poco de poesía en la forma de entender la vida
Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercadocon ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semanasin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.
No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero,
muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
7 comentarios:
Pues a mi lo de Sabina, García Montero y el Martín me pareció graciosillo, nada más. Me sentó mal que no se hubieran preparado nada, salvo el moderador, que fueran como a pasear, reirse un rato y leer algo. ¿ Sabina tuvo sus puntos? Los tuvo, nadie lo dudábamos, pero menos de los que suele y aunque el sitio era maravilloso, el hecho de estar 1000 personas escuchándolos merecía que se hubieran pringado más y hubieran ofrecido algo nuevo o que menos que trabajado.
Del Hay Festival y de lo que vi, me quedo con Preston y la actuación de Morente y Habichuela en Carlos V. Los mejores sin duda de todo el festival tras el fiasco de Umberto Eco...
Yo sin palabras no me quedé, yo más bien aprecié que ellos se quedaron sin palabras... besos
Dicen que todo depende del color del cristal con el que se mira y a mi me gustó la naturalidad, que un autor elija alguno de sus poemas y lo lea y que estén bien. Supongo que de esos 1000 muchos fuimos por el hecho en si ver a alguien a quien admiras. Si hubiese ido a un concierto y no hubiera cantado o el repertorio hubiera sido flojo, me quejaría. En este caso, doy las mil gracias por habérmelo encontrado.
Pero, insisto, hablo del color del cristal, no me meto en evaluar el hecho en si, no soy objetiva.
Ah! que envidia! Escuchar a Preston siempre merece la pena. Y lo mejor de lo que cuentas, puede que acabase siendo Garcia Montero: ese tio si que recita bien poesía... nunca olvidaré cuando leyó "La Aurora" de FGL en clase. Que pasada. Puede haber cristales, pero algunos son de otro mundo.
Natalia, eres de las personas más agradecidas y que más disfruta las cosas que conozco. Para mi, haber disfrutado imaginando la sorpresa durante 10 días ha sido más que suficiente. El día era precioso y tu compañía también. La verdad que sólo lamento que al haber sido una sorpresa tuviera que ocultar el resto, aunque ahora sé que no habrías podido ir. :-)
Un beso...
Migue, a mi García Montero recitando me parece flojito la verdad. Ni me causó entusiasmo en las clases.
Retiro lo de los cristales. Cuando tienes algo delante por lo que sientes pasión, es un gustazo y si encima quien te ha puesto allí es un amigo... sobran las palabras.
Esteban, intentaré recordar esto cuando te acompañe en tus pasiones :)
Está claro que sobre gustos no hay nada escrito. Pero que goce para quien lo goce.
García Montero recitando está bien, me gusta, pero ese día no estuvo acertadillo...
A mi me gusto estar allí, el marco es precioso, la compañía también lo era y estuve entretenida pero es como cuando vas a ver una peli y sales diciendo "me lo he pasado bien, es entretenida", pero le hubieras pedido más...
Hay cristales, colores, y desde luego maestros: Preston demostró ser de un cristal poco común y muy embriagante.
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