Pues si, en la madrugada del viernes al sábado, se alinearon los planetas y todo fue bastante sorprendente. El viernes comenzó con una despedida, difícil, la tarde se apropió de parte de la noche y esta no terminó después de que estrellas, planetas y demás habitantes celestiales desaparecieran con alineación incluida.
Y fue un día diferente. Muchos ochos, mucha suerte según los chinos, mucha conversación, muchas risas, mucho verme desde otros ojos, mucho pensar como otros me vieron.
E incluso una sensación parecida a otras situaciones, pero ahora un poco más torpe o más acomodada a la familiaridad de abrazos conocidos, se hace raro que alguien te diga "qué poco romántica eres" y no sea el amigo que lleva años tachándote de lo mismo. Te ves con la libertad de opinar, acostumbrada a que te conozcan, y ves a alguien sorprendido por lo que haces, pero no tienes ganas de explicarte. Así que asumes que quizás, seas algo personaje. Como cuando en una peli de humor te ries a destiempo, como cuando en un concierto saltas tú sola con alguna canción o como dice el anuncio, te inventaste un chiste y nadie se rió, pero te lo pasas de miedo y haces que los raros sean los demás.
A lo mejor para que estos días se den, para que se den la vuelta en el transcurso de las horas, hace falta un poco de suerte o de mirar con otro cristal, de distinto color, lo que va pasando. Eso, o que se alineen los planetas.
3 comentarios:
Anoche fueron las lágrimas de San Lorenzo
Ummm, intrigante estás...
No estoy intrigante, es que le doy mucho bombo a todo ;)
Publicar un comentario