Que hace frio no es necesario que lo escriba para saberlo. Los temblores, las narices moqueando y el encogimiento vital son síntomas inequívocos. Los 2º en los termómetros, también ayudan a saberlo.
Ahora tengo frio por dentro. Efectivamente, tiemblo, moqueo (y lagrimeo, llorar que se llama) y me siento encogida. Porque tomar una decisión no va unido con acertar ni con que sea fácil llevarla a cabo. ¿Cambiar el cambio? que cansado resulta.
Me gustaría vivir en una metáfora, como me ha dicho una amiga, llenar mi alma de olores nuevos. Pero no vivo en un anuncio para sentirme dorada ni en una novela de Coelho para interpretar un sueño. Además, tal y como están los mios, es mucho mejor no hacerlo. Vivo en un momento diferente al que soñaba cuando era pequeña, sólo acerté en eso de ser alta. Y el frio que siento es el de no saber si buscar o renunciar a unos ideales que acompañaban un proyecto.
Mi gran problema es mezclar: vida personal y laboral, amigos, bebidas... Lo amigos remezclados tiene su punto; las bebidas, un puntazo... pero no saber si lo que anda mal soy yo o lo que hago, eso es una mezcla explosiva.
miércoles, diciembre 20, 2006
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3 comentarios:
Suerte y ánimo con el proceso, cuenta con los amigos en lo que haga falta, es más fácil.
Natalia... Natalilla, me dicen a mí de cariño y te lo digo yo ahora: "Natalilla.... con lo linda que tú eres...".
Anda, deja de llorar y acurrúcate en un lugar cálido mientras pasa la tormenta, que dentro de poco amaina y podremos saltar sobre los charcos de lágrimas....
Si, a mí también me llaman en disminutivo los que más me quieren y sólo algunas veces. Gracias.
Y entre todos lo hacéis más fácil, tengo mucha suerte.
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