viernes, diciembre 22, 2006

Primera impresión

La primera impresión es más larga y complicada de lo que parece. La primera impresión de Luccas al verme, duró una hora, la cual se pasó con la boca abierta y emitiendo un sonido ahogado. Algo parecido a lo que hacemos cuando imitamos a un espíritu para dar susto. Averigüé que así llora él, con lagrimones y la mirada perdida en el infinito (que debe de estar en los coches aparcados en la calle). De pié, junto a una mesa de su tamaño y a mi lado. Saqué un puzzle, como me aconsejó su madre antes de irse, y no paré de explicarle donde iba a colocar cada pieza y de pedirle su aprobación. El seguia, ahí, viviendo su primera impresión.
Entre las preguntas intercaladas en mi monólogo, el que desarrollo en situaciones de berrinche, está la de "¿Quieres hacer pipí?". No hizo falta una segunda vez, no quería, ya lo tenía puesto.
Así que lo cogí, agarré la muda que me habían dejado y continué la charla mientras le cambiaba. Ahí terminó el berrinche, le quedó todo claro. Ya tenía resuelta su primera impresión: si había superado la prueba del berrinche durante una hora sin inmutarme, sacaba ropa limpia y le quitaba la mojada y ahora le preguntaba si quería merendar... ahí tenía una amiga.
La tarde transcurrió muy bien, llegaron otros niños, me miraba de vez en cuando para ver que seguía ahí, me cogía de la mano cuando quería pipí... me ganó, ahí tenía yo otro de mis niños.
Muchas relaciones se basan en eso, en una larga primera impresión. Y las amistades en superarlas y sentirte a salvo tras los berrinches.
Como estoy hecha una cria, la verdad es que estoy descubriendo grandes amigos que me abrigan cuando siento frio y hacen que esté bien. Mil gracias.

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