Tengo una debilidad horrorsa: emparejar gente. No puedo evitarlo, de pronto me descubro haciendo una especie de ficha sobre los rasgos psicológicos de alguien, apetencias, situación y cuando otra persona cuadra o coincide en aspectos "fundamentales" con esa ficha... vouala, ¡ya están emparejados!
Consciente del riesgo que comenzaba a correr (emparejar amigos de los que yo acababa pillada, ruptura de parejas que, al no estar contentas, me pedían que les devolviese su tiempo, parejas que mejor que no hubiesen empezado, quedarme como eterna amiga y no entrar en el circuito de las parejas...) decidí frenar. Pero, por lo general, acertaba y la gente reclamaba mi servicio: "Jo, ¿no tienes amigas que estén buenas?" han solicitado muchos, "y de esos amigos que tienes ¿no hay alguno para presentarme?" me han preguntado otras. Así que, al final, acabo presentando, dejando caer comentarios y divirtiéndome un poco cuando veo repetirse patrones. Es genial.
Chicos, temblad, que os puedo sacar una pareja de cualquier chistera.
La verdad es que tengo muchísimo respeto por este tema, los sentimientos amorosos me desconciertan y sólo soy capaz de entenderlos cuando los veo desde fuera. Detecto tan bien los ajenos como mal los propios.
3 comentarios:
He sonreído leyéndote, y no está mal para terminar el día, Natalia.
Gracias por tu frescura y tus ocurrencias... eres genial contando experiencias.
Gracias, guapa.Muchas veces no son experiencias propias, más bien prestadas. Vengan de donde venga, me alegra provocarte una sonrisa:)
Jeje... es que no se puede tener vida privada... y luego me dices que yo soy el cotilla...
Besos y gracias por lo del otro dia
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