miércoles, abril 04, 2007

De nuevo, Pascua

Un paso. Catorce años en un colegio religioso, incontables catequesis, voluntariados varios, celebraciones... me dan cierto bagaje para explicar el sentido religioso de esta fecha. No se si por pararme durante años a reflexionar en esta época o porque coincide con más de dos días libres, cosa bastante inusual en la última década, siempre me toca tomar decisiones. Dar un paso.

Afortunadamente, me he podido sentar en la orilla de un mar que hace que te olvides de lo que cargas a tu espalda. Y miras a un horizonte en el que puedes dibujar lo que te gustaría que fuese tu próxima etapa. Y he dibujados muchos años trazos que luego no delimitan mi realidad, aunque van marcando tendencias... más pasos.

Mi familia, los ancianos, los enfermos, mi trabajo, mis amigos, mis amores... mi vida. Y todos los años llega este momento para pararme un poco y ver el siguiente paso. Cada vez más a corazón abierto, cada vez más sin filtros, cada vez más sincera, cada vez más yo ¿cada vez más sola?

El miércoles santo es la preparación para las celebraciones: jueves santo, el día del amor fraterno, viernes santo via crucis, el sábado el silencio y el domingo celebramos que todo ha sido un paso y nos felicitaremos. Espero que me resucite todo lo que ha ido muriendo a base de cansancio, de desesperanza, de incomprensión o de comprender demasiado... Celebraré el jueves, porque tengo la suerte de querer y sentirme querida, el viernes será para los que sufren y pensar en lo que queda por hacer y el sábado porque hay mucho que entender. Y el domingo... comenzaremos la celebración... un paso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este año he celebrado una Pascua alternativa en Gredos, luchando contra los elementos, caminando por entre paisajes de película, recónditos, maravillosos. Mi Pascua ha sido compartir experiencias pasadas con una persona que no ha comprendido ni ha experimentado estos días con hondura cristiana (que no digo sin hondura, sino sin hondura cristiana). Mi Pascua ha sido morir a la necesidad de reunirme con mi comunidad y resucitar, así, a compartir otra parte de mí con alguien que me importa tanto. Morir y resucitar, sin duda, es una necesidad (en la cúspide de pirámide de Maslow para muchos, en la base, para otros...). Me pido resucitar, como una necesidad vital a la esperanza, a la alegría, a la generosidad, al afán de superación, al deseo de ser mejor persona, a la compañía de personas que valoro y me valoran. Un abrazo resucitado y grande para ti, Natalia.

N dijo...

Siempre es bueno el cambio, siempre es bueno elegir libremente con quien compartimos, con quien vivimos, con quien pasamos nuestros días y nuestras alegrías. Me alegro por ti.