miércoles, junio 18, 2008

A falta de tartas...

Es lo que tiene estar en otro país, da poco pié a regalos en la puerta de la casa o a cervezas para gritar un "qué pá compáe" o un "tíooooo, pah, pah, pah, pah" (golpes en la espalda de uno que va por el mismo camino).

Bueno, pues que Z se nos pasa a la treintena. Un temazo, egoísta puesto que "cuando las barbas de tu vecino veas cortar..." y una pena que ya no sea tan vecino, mucho más cómodo cuando la despedida concluía en la esquina de al lado de casa. Y mucho más divertidos los comentario sobre los amigos comunes y añadidos, de uno y otro lado, cuando se va arañando lo que queda del día porque hay menos ganas de ir a la cama que obligación. Días largos en verano, historias extrañas durante todo el año y siempre la posibilidad de hacer vida fuera, de trabajar en espacios que a mi me suenan (todavía) a película y con extras de ciencia ficción.

No me esperaba hacer tan buenos amigos a estas alturas, parece que con los de siempre y los conocidos del momento, se va muy bien y justita por la vida. Pero las sorpresas están para estas cosas, para encontrarte echando de menos a un amigo de no hace tanto, pero si de hace muchas historias, al que tienes que visitar (¡iujuu, viaje al mundo exterior!) y tienes ganas de ver en sus visitas.

Muchas felicidades, AZ, cumple 30, 60, 90... los que quieras y me los cuentas, que detrás voy yo.

2 comentarios:

zeta dijo...

Me lo estaba tomando muy mal hasta que he hablado con un compañero de trabajo, indio. Me ha dicho que allí cuando cumples los treinta es una liberación, por fin dejas los veinte atrás y te empiezan a tomar en serio. Así que, muchas gracias por la felicitación, ¡¡por fin tengo treinta!!

N dijo...

Jaja, pues entonces, te tomaremos en serio de una vez, venga, vale... ¡con lo guay que es considerate un crio!