Elegí su foto para decorar una carpeta que me acompañó desde los 14 a los 18 años, he perdido el hilo de sus películas por meterme en el azul de sus ojos y no he encontrado a nadie de a pié que se le parezca. Además, 60 tipos de personajes interpretados, un sólo oscar honorífico y otro tardío que indica como fue más incómodo para Hollywood de lo reconocido, le ha hecho mi actor favorito.
Se va uno más de los que compartió la época dorada de un cine clásico, de los que nos ha hecho suspirar a abuela, madre e hija a la vez, de los que me han enseñado a mirar la vida, la imagen, el cine desde una perspectiva que me ha ayudado a crecer. Tan de la familia, que ha sufrido una dolencia común en la mía.
Se queda sólo el mito, el que convivió con la persona sin eliminarla. El hombre que me permitía imaginar que habría detrás de una mirada triste y bonita, se fue.